“Ciertamente que hoy el mundo…, como en tiempo de San Pablo, considera como locura la cruz y apellida visionarios a los que quieren que Cristo crucificado reine gloriosamente y sea universalmente adorado y bendencido…
El mundo necesita solamente un poco de abnegación, un poco de reflexión sobre sí mismo, un poco de sacrificio voluntario, una ráfaga victoriosa de luz, un pequeño movimiento de conversión hacia su Maestro y Redentor divido, he aquí lo que necesita el mundo”
( Opúsculo de 1868 de J. Gras)
Muchas veces en nuestro caminar en la fe, nos tienen que pasar como a San Pablo: Ante el anuncio y la urgencia de restaurar el reinado de Jesucristo, sólo cabe la conversión. El encuentro con Jesús levanta nuestra esperanza, y ésta tiene que ponernos en movimiento parar construir un mundo mejor que sea bueno para todos.
Hoy, en el mundo que nos toca vivir, los cristianos estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe en Jesucristo, desde el respeto, el diálogo y la comunión
Hoy que celebramos la conversión de San Pablo pidamos se nos conceda un corazón nuevo y renovado :
Señor, tú quieres la verdad en el fondo del ser; en el secreto de nuestro corazón; tú nos enseñas la sabiduría.
Haz que nos animemos mutuamente en los caminos de la unidad.
Muéstranos las conversiones necesarias para la reconciliación.
Da a cada uno un corazón renovado, un corazón verdaderamente ecuménico;
así te lo pedimos. Amén.
así te lo pedimos. Amén.
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